domingo, 7 de enero de 2018

Pasando páginas

Que es leer? Es informarte sobre las cosas que pasan? Es soñar con mundos imposibles? Es vivir las vidas de otras personas? Es pensar lo que otros pensaron? Leer es muchas cosas, por que a través de la lectura se transmite información de una persona a otra, o a si misma, y ahora también metemos a las maquinas en esta ecuación. 
Este simple proceso de transferencia permite algo que nos hace progresar como especie. Esto permite la acumulacion de conocimientos. Con una vida de un par de años, todos los conocimientos adquiridos mueren con nosotros, y si bien podemos transferir cierta cantidad de información a un tercero de forma oral, ésta puede perderse o distorsionarse. 
En un libro entonces, existen conocimientos de siglos y siglos acumulados y que una persona adquiere tan solo leyendolo. Es por eso que leer es tan importante. Te brinda herramientas que una persona en el pasado puso horas y horas en pulir y llevar al papel. 
En lo que una persona escribe, pone toda su vida quiera o no, expresa lo que es de una manera sutil o más directa, pero nos hace conocer más al autor y su forma de ver el mundo. 
En las fantasías también aprendemos de la vida de los personajes y de sus experiencias. Leer es vivir otras vidas. Más lejanas o más cercanas a tu realidad, y esto nos hace también conocernos a nosotros mismos, ya que muchas veces nos vemos reflejados en las historias. 
En los libros academicos aprendemos conceptos y nos brindan herramientas directas para manejarnos en las diferentes circunstancias. A partir de estos conocimientos generamos nuevas herramientas y las llevamos al papel así otra persona aprende también de nosotros. De esta manera es que la sociedad progresa. La curva del conocimiento se vuelve exponencial gracias a la transmisión de la información escrita. 
Leer también nos lleva a otro lado. Nos aleja de lo cotidiano por un momento. Leer es romper la rutina. Podemos encontrar un inmenso placer en vivir en un mundo soñado o irreal, o revivir cosas del pasado. 
Leer es entrar a un mundo sin tiempo. Leer es hacernos trascender. Leer es revivir al autor, y asi éste supera la mortalidad y nosotros formamos parte de su vida. Leer es vivir la vida de otros y aprender de sus experiencias. Leer nos eleva como personas. Leer es mágico. 


sábado, 23 de diciembre de 2017

Despidiendo el año 2017

Esta terminando el año y pense en escribir algo sobre todo lonque vivi durante el 2017. Fueron muchas cosas, algunas buenas otras no tanto. Conocí gente nueva y volví a conocer gente que creí que ya lo había hecho. Fue un buen año para mí. No se si lo habré disfrutado como podría haberlo hecho, pero muchos pensamientos nuevos se generaron, crecí enormemente dentro mío.
Conocí a Siddharta que me impacto de una manera que ningún libro antes había hecho. Un libro que me trajo tantos sentimientos positivos que tengo miedo de leerlo una tercera vez y que ya se haya apagado la magia de las dos primeras veces, pero es un libro infinito. Cada vez que lo lees encontras cosas nuevas y pensamientos nuevos. El escritor de ese libro es una de las pocas personas que me admito a decir que admiro.
Algunas personas en mi vida me lastimaron, pero también me hicieron sonreír, y por eso estoy agradecido. Amo a mi familia y la voy a amar cada vez más. Me siento infinitamente querido por ellos y son las personas que siento más cercanas a mí. Estoy agradecido por todos quienes me rodean.
Leí mucho, estudié mucho, entrené mucho, crecí mucho, aprendí mucho y encontré muchas cosas más para aprender. Entendí muchas cosas y pensé muchas otras.
Descubrí que estoy recorriendo un camino y que ese camino puede no ser el mejor ni el único camino. Podría no ser el que me lleve a mi destino y esta bien que no lo sea, porque aprendí que no hay que caminar para llegar a algún lado, sino que hay que caminar para ver lo hermoso del paisaje, para sentir las piernas cansadas y demosttar que estamos vivos, para compartir horas caminando con alguien y conocer a ese alguien mejor que nadie. No importa a donde llegues sino como llegas. Eso aprendí en este año, y me voy con una de las más grandes lecciones de la vida.
Que increíble año el 2017 y cuán mejor podria ser el 2018.
Gracias.

miércoles, 26 de octubre de 2016

El arte de enseñar

En algún lado habré escuchado que hay tres actos que reflejan el amor de una persona hacia otra. Enseñar, curar, y bueno... el tercero no me lo acuerdo. Estos actos implican el ponerse en el lugar del otro. Requieren empatía y esfuerzo por parte de uno por entender al otro. Sufrir con el otro, emocionarse con el otro, sonreír con el otro. 
Enseñar no es solamente para el estudiante. Más allá de lo que el profesor pueda aprender del alumno, el hecho de haber ayudado a alguien, hecho a alguien mejorar, aprender, progresar es algo que refleja una fuerte autorrealización. 
Ser profesor es un oficio de mucho respeto. Tienen la responsabilidad de educar a las mentes jóvenes para los tiempos próximos, y justamente al ser para los tiempos próximos tendría que ser lo que antes evolucione. Tristemente las prácticas de enseñanza son las mismas de hace muchos años. Al preparar a los jóvenes para el futuro, tendría que evolucionar antes que ese futuro para el que los está preparando llegue, y aún así es de las ultimas cosas en cambiar. 
Sin embargo, ya hay muchas metodologías nuevas en el campo y se está avanzando hacia nuevas prácticas. ¿El viejo paradigma o el nuevo paradigma? ¿Cuál es el que tomará las riendas y al que se le podrá confiar el futuro de nuestros hijos? El tiempo va a darnos la respuesta. 

jueves, 20 de octubre de 2016

Sobre la adopción

Como ya les comenté, Tobi me cambió mucho mi forma de pensar, y quiero contarles ahora sobre una cosa en particular en la que más que cambiar de opinión, entender la valía del acto. La adopción.

Toda mi vida tuve la fuerte convicción de que quería un hijo con mi propia sangre, que haya nacido a partir del amor que sentía por alguien en algún momento determinado de mi vida. Creía que la adopción era más dirigida a las personas que no podían tener hijos o a esos locos filántropos que se veían por la televisión y les sobraba poder adquisitivo. En mi círculo, no había muchos que hayan adoptado a alguien, por no decir ninguno.

El haber encontrado a Tobi, el verlo tan agradecido y tan sufrido, tan lleno de amor para dar y tan falto de cariño por recibir me mostró una realidad que no desconocía, pero que ignoraba. Sea un perro, un gato, una persona, o quien sea, todos necesitamos a alguien. Más allá de las necesidades básicas que ese alguien nos pueda brindar, algo mucho más importante. Su afecto. Alguien que nos invite a formar parte de su familia. Me sorprendía mucho cuanto Tobi, aún sufriendo de hambre y teniendo la comida enfrente, repartía su tiempo entre comer y buscar mis caricias.

El acto de adoptar es un acto de amor puro. Es encontrar esa persona con quien compartir tu vida, y ayudarla a vivir la suya, y viceversa. El pequeño adoptado pasó por muchas experiencias fuertes buscando quien lo aprecie, quien lo cuide, y cuando uno lo encuentra, esta personita va a estar tremendamente agradecido. Muestran en su rostro principalmente un sentimiento. La esperanza. Pero también está en ellos el miedo. Miedo a que nada cambie. Miedo al abandono.Miedo a volver a sufrir.

Una persona dijo una vez que con verdaderamente ayudar a una sola persona ya nos ganábamos el cielo. No creo que haya un acto más valeroso que el adoptar, No ayudas solamente a quien le das una familia, sino que también nos ayudamos a nosotros mismos, y ganamos un sentimiento de autorrealización y generamos un vínculo con alguien para toda la vida.

jueves, 13 de octubre de 2016

Tobi

Hace dos semanas encontramos con una amiga un perro abandonado en la calle. Tenia un mes o como mucho dos y estaba muy enfermo. Tenia sarna que había avanzado por todo su cuerpo y lo llevamos para el campo. Mi familia no estaba y no sabia que tenía que hacer. No podía acariciarlo mucho porque la sarna era contagiosa, y no podía llevarlo a casa tampoco porque podía contagiar a nuestro otro perro que ya paso a ser un hermano mas que una mascota.

Elegí el nombre Tobi para este perro rescatado porque fue el primero que se me ocurrió. Mi cabeza explotaba de pensamientos. ¿Era correcto el haberlo agarrado al perro? ¿No podría haber evitado de esta forma que otra persona que tenga un mayor compromiso lo cuidara? ¿Cómo iba a poder hacer para mantenerlo con vida? ¿Cómo lo iba a curar? Más de la mitad de las preguntas todavía no encontré una respuesta satisfactoria. Tobi es un perrito increíble. Muy necesitado más que de comida, de afecto y cariño.

Tobi afecto mi forma de ver la vida de muchas maneras. Me hizo entender el valor de adoptar, y lo importante que es el amor en alguien, sea perro, gato, persona o no sé.. caballo. Me hizo entenderme más a mi mismo también. Siendo yo una persona muy solitaria, y al ver lo que afecta a Tobi su propia soledad y cuánto busca eliminarla. Me sentí muy reflejado en ese aspecto. A cada lugar al que iba Tobi me seguía. Se me pegaba mucho y jugaba con mi pantalón y sobre todo con mis zapatillas. No sé que tipo de fascinación tenia con mis zapatillas.

Otra de las cosas que me hacía dudar mucho era si tenía que acariciarlo o no. Si le daba el afecto que Tobi se merecía podía estar acostumbrándolo a eso y cuando me aleje de él (porque no podía llevarlo conmigo a casa) podía sentirse mal por la falta de lo que difícilmente se había acostumbrado a no tener.

Además todo el mundo me decía que no podía tocarlo por miedo al contagio. Pero ¿qué era la sarna en mí? ¿Una semana con algo de picazón? Podía controlarla si la llegaba a contraer, pero el no darle el cariño necesario a Tobi cuando podía hacerlo era algo de lo que me podía llegar a arrepentir.

En fin. Tenía muchas dudas respecto a todo. No sé si estoy haciendo lo que puedo o podría hacer más, pero quería compartir en este blog mi experiencia, todas las cosas que me dejó Tobi y que me va a seguir dejando y sobretodo si alguien puede ayudarme a encontrarle una familia sería increíble y estaríamos tanto Tobi como yo inmensamente agradecidos.

lunes, 5 de septiembre de 2016

Un dia diferente

Quería aprovechar para compartirles una actividad que hice ayer. Domingo 4 de septiembre de 2016. Después de una noche de haber salido, mi hermano se despierta temprano y se empieza a preparar, porque había organizado con un amigo nuestro para hacer algo. Lo que habían decidido hacer era tirarse con un paracaídas. Era algo único y pensé que tenía que acompañarlos y estar ahí para verlos.

Mamá no quería ir por el pánico que tenía y se quedo en la casa, pero cuando decidimos todos ir como un viaje familiar y con amigos a comer y pasar el día allá, no le quedo otra alternativa que venir.

No era muy largo el viaje que teníamos que hacer, pero en ese tiempo se me metió algo en la cabeza. Quería saltar. Tenía mucho miedo, estaba paralizado por la situación, pero sabía muy adentro mío que tenía que hacerlo. Tenía que superar mi miedo y animarme a dar ese paso. En ningún momento estuve 100% seguro de que era lo correcto para hacer. Incluso cuando me anoté le pregunte varias veces a la mujer que nos anotó si en algún momento podía bajarme. Me respondió que no había problema con eso, pero me dijo también que nadie de los que saltó se arrepintió de hacerlo.

Mi hermano y mi amigo saltaron juntos y fueron antes que yo a hacerlo. Tenía muchas dudas y miedos, así que lo primero que hice cuando llegaron al suelo es preguntarles mil cosas. Mi turno era el siguiente. No estaba decidido aún pero me dejé llevar por la situación. Me dije a mi mismo que puede que no tenga el valor suficiente para decir que sí, pero tenía que aguantar con el valor que al menos tenía para no decir que no. Trataba de poner mi mente en blanco y no pensar en lo que estaba a punto de hacer. Me pusieron el arnés, me llevaron al avión y subimos.

Los nervios aumentaban con cada metro que nos alejábamos del suelo. El instructor con el que me tiré me hablaba, y yo respondía automáticamente, casi sin pensar en la respuesta que le daba. Miraba por la ventana. Cada vez mas pequeñas las cosas, las vacas, todo.

En un momento me dice que vamos a abrir la puerta. Mi corazón latía a mil. Había una pequeña plataforma en la que teníamos que pararnos para después saltar. El viento estaba terriblemente fuerte. Moría de miedo. De la forma en que pude, me puse sobre la plataforma y de ahí el tipo hizo el movimiento para que saltemos. Fue lo más increíble que hice en mi vida. Nunca nada se comparó a esos 30 segundos de pura euforia. No podía respirar bien en la caída y mi corazón no sabía con exactitud donde estaba. Cuando el instructor abrió nuestro paracaídas, mi cuerpo todavía estaba en shock. Tenía frío y pánico, pero corría por mi cuerpo una adrenalina increíble. Todo se sintió tan bien.

El momento inicial fue impactante, pero la bajada en el paracaídas no se quedo atrás en hacernos a los tres pasar unos momentos únicos. Todo ese miedo que sentía hasta que llegue al suelo no se fue todo, pero valió totalmente la pena el haberme armado de valor suficiente para hacerlo.

Toda la aventura estuvo filmada y cuando volvimos lo primero que hicimos fue mirar los videos y las fotos. Le hablé a todos mis amigos de la locura que hicimos y les pase algunos videos y fotos. Por más increíble que sea una experiencia, si no es compartida no es lo mismo.

Voy a recordar ese día por siempre y definitivamente tengo que volver a saltar!

lunes, 22 de agosto de 2016

El derecho es el conjunto de condiciones que permiten a la libertad de cada uno acomodarse a la libertad de todos.

"El derecho es el conjunto de condiciones que permiten a la libertad de cada uno acomodarse a la libertad de todos." El profesor dictaba en la clase. Se le notaba el cansancio de la mañana en su tono de voz. Los estudiantes anotaban lo que decía, faltos de energía, solo la suficiente para mover la lapicera y dejar registrado todo en el cuaderno.

Un estudiante situado cerca de las primeras filas no podía terminar de concentrarse. Anotaba todo lo que el profesor decía, pero cada vez se sentía más extraño. Al profesor pronunciar esta frase, él la anoto sin vacilar, pero apenas termino de escribir, se puso melancólico a pensar. Qué fácil sería la vida si las relaciones sentimentales con las personas estuviera regulada.

El joven ya había perdido totalmente la atención y no estaba en condiciones de siquiera escuchar lo que el profesor decía. Desde su locura, empezo a escribir un código. Un manual que detallase las reglas que una relación sana entre dos personas debería tener. Las reglas estaban basadas en la empatía y en el cuidar de la otra persona. Ser atento y evitar todo tipo de daño emocional a cualquiera.

Las normas escritas por él parecían coherentes unas con otras, pero algo se le metió en la cabeza de repente. No podía reglamentar el todo de la vida. Una vida regulada no sería vida. No todo puede ser medido y controlado. Este joven estudiante entendió que si quería a una persona, la quería con todo y sus fallas, iba a dejar de tratar de cambiar a la persona que quería y por fin... desde una posición de igualdad... la iba a querer.