miércoles, 26 de octubre de 2016

El arte de enseñar

En algún lado habré escuchado que hay tres actos que reflejan el amor de una persona hacia otra. Enseñar, curar, y bueno... el tercero no me lo acuerdo. Estos actos implican el ponerse en el lugar del otro. Requieren empatía y esfuerzo por parte de uno por entender al otro. Sufrir con el otro, emocionarse con el otro, sonreír con el otro. 
Enseñar no es solamente para el estudiante. Más allá de lo que el profesor pueda aprender del alumno, el hecho de haber ayudado a alguien, hecho a alguien mejorar, aprender, progresar es algo que refleja una fuerte autorrealización. 
Ser profesor es un oficio de mucho respeto. Tienen la responsabilidad de educar a las mentes jóvenes para los tiempos próximos, y justamente al ser para los tiempos próximos tendría que ser lo que antes evolucione. Tristemente las prácticas de enseñanza son las mismas de hace muchos años. Al preparar a los jóvenes para el futuro, tendría que evolucionar antes que ese futuro para el que los está preparando llegue, y aún así es de las ultimas cosas en cambiar. 
Sin embargo, ya hay muchas metodologías nuevas en el campo y se está avanzando hacia nuevas prácticas. ¿El viejo paradigma o el nuevo paradigma? ¿Cuál es el que tomará las riendas y al que se le podrá confiar el futuro de nuestros hijos? El tiempo va a darnos la respuesta. 

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